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aprendizaje vital. En el fondo de la mente hay mucho material desordenado y, a menudo, la consciencia opera mecnicamente guiada por los hilos invisibles pero muy vigorosos de ese submundo mental. En la superficie de la mente hay mucho ruido, pensamientos que se repiten machaconamente y generan confusión. As es imposible que pueda haber creatividad y mucho menos vitalidad. La mente insiste en sus impresiones pasadas y vuelve una y otra vez sobre sus huellas y disecados patrones de conducta. Se tiende a repetir la historia personal psicológica; as se impide la respuesta fresca e inocente, sin heridas. Se escapa el mirar libre, sin afectación, que es el que sita a la persona ms all del conflicto; esa lucha desgarradora que roba libertad interior. Infinidad de errores son sólo el resultado de la inatención y no devienen por perversidad, sino la mayora de las veces por negligencia mental. Poner orden en la mente. Cuando la atención es apenas un destello accidental e incontrolado, la consciencia prosigue en su estado de semievolución y no dispone de la savia suficiente para esclarecerse salvo que recurra a un ejercitamiento metódico y armónico de la atención. Esa es su fuerza, su llave para abrir el portón de la libertad. Pero en tanto la consciencia no se desarrolla, engendra malestar y todo tipo de desórdenes; experimenta continua insatisfacción, divide y envenena. Qu puede esperarse de ese tipo de consciencia sin ninguna sensibilidad?, si no se purifica y prosigue en su desorden, qu puede surgir en ella que no sea desorden? Y donde hay desorden no hay compasión, no hay ni siquiera caridad para uno mismo: sólo hay egocentrismo, supervaloración y odio. Sin embargo, la mente puede ponerse en orden si consigue establecerse una atención ms consciente. Un discpulo llega hasta el maestro y le dice: --Puedes instruirme en la Verdad? --Atención --respondió el maestro. --Y qu ms? --Atención, atención. --Y eso es todo? Y el maestro agregó: --Atención, atención, atención. Ya molesto, el discpulo replica: --Y qu es la atención? Y el maestro concluye: --La atención es la atención. 18 La solución de los problemas no est sólo fuera, sino tambin dentro de uno y del problema mismo. El desorden mental genera problemas sin lmites. Las poluciones mentales magnifican el problema. Entender y comprender. No sólo es necesario entender sino tambin comprender; se necesita percibir, pero se debe percibir con lucidez para as proceder en consecuencia y en cada circunstancia. Es bueno permanecer alerta y dejarse alucinar por los espejos distorsionados de la barraca de feria de la mente. Como la mente hace el mundo y la mente est regida por el signo de la insatisfacción, el mundo es insatisfecho e insensato. Se siguen repitiendo los viejos patrones de conducta y no se pone orden en la mente y a pesar de personas como Buda, Jess, Lao-Ts o Muahavir --grandes gigantes del espritu y grandes iniciados--, la mente sigue engendrando desdicha y, por consiguiente, creando un mundo insatisfecho. Se vive sin saber vivir, ni amar, ni comunicar con las otras criaturas ms all del ego. Con ms atención se puede ir poniendo orden en la mente y ganar terreno al inconsciente, del mismo modo que la luz disipa la oscuridad la consciencia va recobrando terreno y arrojando luz sobre la oscuridad del subconsciente. El autodesarrollo consciente se apoya en cinco factores importantes: atención, fe, esfuerzo, concentración y sabidura. Olvidar. Se van acumulando constantemente conocimientos, informaciones y saberes pero no se desarrolla la sabidura. Aunque se aprende a diario, se acaba la existencia sin haber sabido vivir. El saber que se aprende en los libros tiene su importancia, pero es de corto alcance y resulta insuficiente para desencadenar una comprensión profunda de la vida; al final no se ha aprendido que tambin es necesario olvidar. "Todos los das debemos olvidar y aprender algo" --reza un antiguo proverbio. Sólo as hay renovación. No obstante el ser humano sigue asiendo todo lo que puede sin desprenderse de nada: no ha aprendido a soltar. Sigue ocupando sin desocupar. En la mayora de las personas la atención est embotada, sólo brota mecnicamente cuando algo, para bien o para mal, es capaz de causar fascinación. Es sta una atención automtica que tiene tambin una fuerte carga de falta de atención, es decir, no es una atención plena, surge por unos instantes y enseguida se pierde en interpretaciones y juicios. No penetra, no esclarece, no es verdaderamente vital porque no revela ni modifica la percepción. No es la atención despierta y consciente; es la atención de una mente atiborrada y confusa. La mente est llena de hbitos y la fuerza que crea el hbito es enorme y, sobre todo, muy condicionante; hay que aprender a olvidar muchos hbitos, patrones y compartimentos mentales para recuperar la frescura y sabidura de la mente. Todo esto requiere un mtodo, porque no basta sólo con desearlo ya que los viejos hbitos se imponen a pesar del propio deseo. Un hbil ilusionista. Las pelculas superpuestas de la mente se suceden sin cesar y cada fotograma se superpone al otro distorsionndolo. Las memorias corrompen la percepción del presente y la empastan; se
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